miércoles, 30 de julio de 2014

Desde siempre, para siempre.

Después de todo, de una vida a su lado, de esos momentos en el que querer irse y otros momentos en los que no querer separarse.

Ella es mucho más que amiga mía, se parece más a mí que el mismo yo, ella calienta mi  motor cuando se enfría y me levanta cuando caigo de dolor. Que todos hemos tenido ese momento en el que creemos que no está, que ya no es lo que era cuando eras pequeña, pero sigue, sigue a tu lado pese a todo, pese a que le hayas contestado mal o hayas echo miles de cosas que no le hayan gustado, ella está aquí.

Ella no hace nada más ni nada menos, que quererme exactamente como soy. Que no hay nadie que me conozca mejor, que ella me ha visto nacer, que a su lado he vivido el primer segundo de mi vida, que ella ha estado a mi lado aunque las cosas hayan ido mal, aunque por una tontería mía yo haya caído de nuevo con esa piedra del camino, esa piedra que ella tantas veces me ha avisado para evitar mi caída y de nuevo me salte sus avisos y caí. Ese momento en el que te recuerda que te había avisado, pero pese a eso está ahí a tu lado cuidándote y haciendo lo que pueda para levantarte de nuevo.

Es ella, la mujer que dio por mí su propia sangre, esa mujer que me acepto sin conocerme y solo verme me adoro. Me adoro sin saber nada de mí, fue ella la primera en quererme viendo tan solo una pequeña forma de mí, es ella la que lloro cogida de la mano de él para enseñarme a mí el placer de poder vivir la vida.

Ella sabe dónde estoy aunque me esconda, y me deja ser tan libre como soy, hace que callé cuando quiere que responda y me responde solo cuando quiero yo. Y con todos estos años me ha visto caer miles de veces, me ha visto bajar la cabeza y decir de esta no salgo y me ha dado su mano para recordarme que vale la pena seguir, que nada ni nadie puede conmigo. Pero ella también ha caído, ha caído muchas veces a mi lado y yo he caído con ella, sin querer he estado en el suelo por la misma piedra, pero he levantado la cabeza para hacerle ver que estaba bien y que de esa nuevamente salía.

A día de hoy vamos de nuevo a por otro reto, que la vida a veces nos da la espalda pero por eso somos grandes y tenemos la fuerza suficiente para ir contra todo. A veces parece que el mundo gira contra de ti, que todo funciona para que salga mal pero realmente no es así, el mundo siempre gira igual y nosotros con él, pero este mundo está lleno de piedras por lo tanto una vez más toca levantar la cabeza y seguir. Dejadme deciros que incluso a veces pienso que la quiero y otra veces no, eso no es amor es mucho más que amor, es mi madre.


Muchas veces me he caído y lastimado, con el tiempo el dolor termina. Ahora ya no temo a los golpes, aunque me hagan pedazos.

lunes, 28 de julio de 2014

Vivimos del supongo.

Vivimos en un mundo donde suponemos todo, yo soy la primera que supongo todo. Porque realmente saber lo que es saber, cada vez sé menos no os voy a engañar. Que aprendo algo nuevo día a día pero también elimino sin querer cosas ya aprendidas o eso creo, porque al final acabo confundiendo la experiencia con el saber.

Y supongo que hago lo que me gusta, porque si no estaría haciendo otra cosa, aunque en ocasiones quiera abandonar y poner fin a algo, aunque siempre me olvide del lujo que hoy supone tener lo que quiero. Y con el paso del tiempo cada vez voy cumpliendo más años y menos promesas, que se me va la vida en ratos idiotas y me muero esperando vivir cosas que nunca llegaran a importar, y luego valoro ese tiempo como tiempo que me gustaría recuperar para poder tener más tiempo de ese en el que solo deseas pararlo y que no avance.

Pensando en el más allá, supongo siempre un futuro mejor. Que es inesperado y te aparece sin querer el amor, y supongo que ha venido a incrementar la felicidad media de los que ya estábamos desengañados de tanto engañar y casi hasta pensando en que no existía. Y lo ha conseguido, sin ninguna duda llego para romper todos mis esquemas. Os lo puedo asegurar que aquí ya no supongo, esto sí lo sé. También sé que me ha enseñado más cosas en poco tiempo de las que yo seré capaz de enseñarle jamás. Eso es cierto, eso es amor.

Y si hablamos de personas, imagino que en cualquier parte hay gente buena y buena gente, que no necesariamente coinciden siempre en la misma persona ni en el mismo grupo y mucho menos en la misma clase social, y el reto que nos pone la vida está en saber diferenciar antes de que ellos te quieran amar, odiar o ignorar.

Que por suponer no se paga, ni te cuesta nada. Que quieras o no pasamos gran parte de nuestra vida suponiendo y, a veces, cuando no lo haces es cuando va la vida y te sorprende. A día de hoy me gustaría poder suponer que he encontrado esa mano con la que caminar el resto de mi vida, pero igual que llego rompiendo todos mis esquemas una vez más ha roto la tradición del supongo, porque a su lado no supongo a su lado afirmo.


Sin embargo, todo tiene que venir de dentro, supongo.

domingo, 27 de julio de 2014

Tiempo.

Cerrar los ojos y abrirlos, cinco segundos menos para que la aguja del reloj de la vuelta de nuevo, esa vuelta que a veces la hace volando y otras veces parece que no avance.

Pero a quien voy a engañar si a mí me gustaría parar el tiempo en miles de momentos. Que me encanta que me susurren al oído, que cada beso vaya seguido con ese te quiero que te llena el alma, que cada minuto de mi vida sea una anécdota para contar y no olvidar. Que me encanta ver las gotas de agua resbalar por el cristal pensando cual llegará antes, ese momento de cuando éramos niños y fingíamos fumar con el vaho cuando hacia frio, escribir su nombre en el cristal empañado del coche, que me duelan las mejillas de tanto sonreír. Ese sentimiento de ir al cine y cogerle de la mano con esa fuerza de no te vayas nunca de mi vida, ese beso debajo de la lluvia que te da esa fuerza especial y ese niño pequeño que llevamos dentro que nos hace cruzar ese semáforo solo pisando las rallas blancas del suelo, y dar mil vueltas en la cama para encontrar ese hueco frio en verano.

Que nunca se pierde ese niño que todos llevamos dentro, que es ese niño quien nos ha enseñado a levantarnos cuando aprendíamos a andar, ese recuerdo de la cosita pequeña que éramos y el tiempo que ha llegado a pasar y es de nuevo él, el tiempo, el que nos hace darnos cuenta que en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar.

Con el paso del tiempo te das cuenta que no todas las sonrisas son de verdad, ni todos los te quiero son sinceros, que lo que duele no son las mentiras que se dicen, si no las verdades que se callan. Que lo que más duele no es el golpe si no quien te lo da. Que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Que aquellos que te querían ahora te pueden estar odiando. Que la vida es negra o blanca, nunca de color rosa eso es tan solo un mito que se cuenta entre la gente. Que aprendemos que los cuentos no tienen siempre un final feliz, que un final feliz es una historia sin acabar. Aprendemos que los mejores momentos se componen de pequeñas coses porque en este mundo lo pequeño es grande día a día. Que no es oro todo lo que reluce y que quien avisa no es traidor. Que es mejor tener cinco amigos de verdad, que cincuenta falsos. Que quien poco te demuestra, poco le importas.

Y los años te enseñan a que puedes haber querido a mucha gente, pero que el amor de verdad será el que un día de golpe y de frente lo veras y te hará sonreír, y en ese momento no entenderás nada pero será el principio de una larga historia, una larga historia en la que aprenderás el verdadero significado de la palabra amor. Y será a su lado cuando te darás cuenta que la vida es muy corta y el tiempo corre muy deprisa.


Si el tiempo es lo más valioso, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches.

viernes, 25 de julio de 2014

Levantarse siempre.

Nunca digáis después de caer que es el final de todo, que ya os digo yo que no es así. Que yo caí dejando todo ahí y pensando que no saldría pero finalmente lo conseguí y a día de hoy he encontrado un ejemplo de superación.

Dejadme deciros que nunca podéis decir que es el final de todo, que os aseguro que siempre puedes dar mucho más, que no se entiende de límites si de verdad quieres llegar algo, que no os debe importar nada ni nadie que tan solo os importe avanzar y crecer día a día. Nunca lleguéis a decir que hacéis poco, que no existe el hacer poco porque de poco en poco puedes llegar a hacer mucho, de poco en poco se puede llegar a conseguir el sueño.

Y llega un día en el que haces un salto pequeño, pero el día siguiente podrás hacer un salto grande en tu vida. Ese día tendrás miles de propósitos por los cuales seguir adelante, por lo cual mejorar cada día en cada entrenamiento y en este reto llamado la vida. Que nada os detenga, ni siquiera la propia vida, que la vida da duros golpes, tan duros que pueden llegar a hacerte caer sin encontrar como levantarte, pero también os digo que la vida se equivoca, que cuando os tire un fuerte golpe no importa que duro sea, no importa lo que pueda doler, sino levantaros, levantaros para plantarle cara a la vida, para decirle que vais a luchar contra todo. Que en esta vida es uno mismo quien escoge si ser un vencedor o un perdedor.

Demostraros a vosotros mismos que no lo habéis dado todo, demostrar que vais a luchar contra todo, demostrar que podéis lograr más de todo lo que habéis logrado, demostrar a cada persona que ha dudado de vosotros que realmente sois grandes, que sois un guerrero que nada ni nadie te puede detener, demostrad que sois el mejor guerrero que no importa las veces que habéis caído que os levantareis de nuevo para seguir, que nunca podéis pensar en rendiros. Que sois un ejemplo de vida, nunca lleguéis a pensar en rendiros, en daros por vencidos, salid y demostrar que sois invencibles.

Que después de muchas caídas he aprendido que no existen los límites, que siempre se puede seguir adelante si realmente se quiere, que para aprender a triunfar primero hay que aprender a fallar. Por eso he fallado mil veces en mi vida, he fallado y he caído diciendo de esta no salgo y  he salido de nuevo. A día de hoy existe esa pequeña fuerza en mí que me dice que de nuevo levante la cabeza y trabaje duro para poder pisar esa piedra que hace más de un año pudo conmigo.


El dolor es algo temporal, puede durar un minuto, una hora, un día, o un año, pero al final se acabará y otra cosa tomará su lugar. Sin embargo, si me rindo ese dolor será para siempre.

                                                                           

viernes, 18 de julio de 2014

Echar de menos

Buscando su definición esta vez la he encontrado, la comparto con ese experto que lo ha descrito como el hecho de advertir o notar la falta de alguien o algo. Y tal vez podamos decir en líneas generales que si es eso, que todos lo sentimos igual.

Pero para mí echar de menos se ha convertido en un sentimiento que camina conmigo de la mano, en el momento que le vi bajar del coche y me dijo ese ahora hablamos, en el que le vi cómo se iba andando cada vez más lejos de mí, cada vez que se va de mi lado. En ese momento no importa el lugar, él me invade y se viene conmigo.

No sé si me acompaña desde siempre, tal vez estaba ahí y no lo había reconocido de una manera tan intensa como ahora, el sentir ese cosquilleo en mi corazón. Pero quizás no estaba, quizá ha llegado de improvisto sin avisar y me está enseñando que es él de verdad. No lo sé, pero él encontró un lugar a mi lado cada vez que le veo irse.

Y el echar de menos se ha convertido en añorar su sonrisa, y escuchar sus carcajadas, en volver a tenerle de frente a tan sólo un palmo de mí, a dale ese abrazo o aunque tan solo sea para poder contemplar sus miradas. Se ha convertido en recordar que a veces sin decirle nada le digo todo, en ese momento que callamos y son nuestros silencios los que gritan. Se transformó en las ganas de volver a recordarle que este mundo no es solo es un camino de piedras que está lleno de ellas pero que siempre hay que seguir para luego tener momentos perfectos.

Es cierto que estoy aprendiendo a vivir con él, aunque me cueste cada día ver cómo se va y abrirle segundos después para recordarle y darle gracias por cada segundo a su lado. Que echar de menos te hace grande día a día, que llegara el momento en que sea algo normal pero hasta ese momento dejen que les diga que a su lado me hago grande día a día, que ver su sonrisa y tener su abrazo vale más que las horas que le echo de menos. Que nadie dijo que fuera sencillo, que lo sencillo no existe, pero también creo que si este sentimiento existe es porque viven en mi muchos sentimientos que me llevan a él. Sentimientos que no entienden de lejanías, de distancias, ni de espacio, ni de tiempo.



“Cuando menos lo esperamos, la vida nos coloca delante un desafío que pone a prueba nuestro coraje y nuestra voluntad de cambio.”

miércoles, 16 de julio de 2014

Apunta más alto

Y mucha gente es incapaz de entender lo que se puede llegar hacer por un sueño. Que cuesta mucho entender que casi nadie sea capaz de aceptar tu trabajo diario, ese trabajo que te dibuja el camino él.
No les hablo de locura, hablo de pasión. Que si algo quieres algo cuesta y por ello se tiene que renunciar a muchas cosas. Abrir los ojos porque nadie en este mundo va encontrar su sueño al girar la esquina, que he girado mil y una esquinas en mi vida, he renunciado a muchas cosas por eso llamado sueño y lo conseguí después de muchos años.

Y todos nacemos sin ningún sueño, y al paso del tiempo descubrimos ese momento en el que te das cuenta que existe un lugar en el que eres capaz de desconectar del mundo, en el que eres capaz de entrar con lágrimas y que al pasar esa puerta se sequen y se transformen en una sonrisa, en el que bajar la cabeza es imposible porque eres feliz, en el que necesitas ir diariamente para ver que todo esfuerzo tiene su recompensa.

Y dejen que les diga que este lugar vale más que mil palabras. Que he estado días sin comer, noches sin dormir, horas y horas sudando sin parar para llegar él. Que no es tan difícil de entender que hay que renunciar a cosas para poder llegar a ese punto, a poder decir he conseguido mi sueño.
¿Sabéis de qué hablo, verdad? Pues lo toque con las manos y caí. En un abrir y cerrar de ojos pase de cumplir un sueño a estar viviendo un mal sueño. Una lesión de por vida, una lesión que me dejo meses y meses en una cama, que me enseñó a valorar cada segundo que pasa, a valorar el poder de andar como un tesoro, a ver el mundo desde otra perspectiva y les tuve que abandonar. Abandone a esas cuatro paredes que me han enseñado a ser quien soy, que me han hecho cumplir mi sueño, que me han hecho crecer día a día.

A día de hoy no puedo volver a entrar en esas cuatro paredes para luchar de nuevo por mi sueño, pero un día sin darme cuenta mire a los ojos de alguien y en ellos encontré toda la pasión que yo había llegado hacer por un sueño, en ellos vi una fuerza y unas ganas que derrumbaban todos los problemas del mundo y con ellos soy capaz de sonreír día tras día, soy capaz de aceptar mis límites porque en esos ojos veo todo lo que yo necesito. Esos ojos, nadie es capaz de describirlos. Que a esos ojos les daré mi vida entera, que ver esos ojos brillar día a día es verme brillar a mí, que sin darme cuenta me enfrentare a ellos para evitar algo que luego les pueda hacer caer, pero también aseguro que moveré cielo y tierra para que esos ojos cumplan lo que se merecen, su sueño.


"Siempre sueña y apunta más alto de lo que sabes que puedes lograr."

martes, 8 de julio de 2014

Me enamoré.

Y todo empezó sin darme cuenta, en el lugar menos esperado pero era el momento. Y allí me fui, cerré los ojos, sonreí, mire el móvil y le dije vengo.

Y cerca de esas cuatro paredes que le han enseñado a ser quien es, a ser lo fuerte que llega ser, esas cuatro paredes donde desconecta del mundo, esa sonrisa con la que sale de ahí, esas cuatro paredes que valen oro. Y le vi salir de ahí directamente donde estaba yo, ese pantalón corto y esa camiseta de tirantes acompaña de una conversación sin mucho sentido, con risas tontas esas risas de tengo vergüenza pero a la vez estoy bien.

El reloj empezó a girar, girar a un ritmo veloz girar hasta conseguir que los diez minutos parecieran dos, girar para que me diera cuenta que había algo especial en ese lugar en ese momento y en esa persona. Y giro hasta el adiós, esos dos besos y hablamos después.

Pasar las horas y volver, quería volver a ese lugar donde vi su sonrisa por primera vez, volví a ese lugar dispuesta a olvidarme de todo pero con una condición, una sudadera por favor, sino no salgas. Y en ese momento existió algo, una preocupación dentro de mí que me dijo que se pusiera una sudadera porque no quería que se resfriara. Que en un día vi que en sus ojos se escondía algo, que esa mirada y esa sonrisa no eran normales, esa fuerza con la que se quería comer el mundo iba por encima de todas las caídas que alguien pueda llegar a tener y eso lo transmitía con tan solo mirarle.

Y el día menos esperado, en el sitio menos esperado le mire a los ojos sin ningún temor y en ese momento note un cosquilleo en mi cuerpo, una sensación que nunca había llegado a sentir, miedo y temor juntos para decir eso llamado le estoy empezando a querer. Y con los ojos cerrados subí al cielo en un momento y caí en picado pegándome fuerte contra el suelo y haciendo de mi cabeza una telaraña de sentimientos.
Esa noche llegué a casa con la sonrisa más grande del planeta, me estire en mi cama y sonreí sin querer, cerré los ojos y entre en un cuento donde era feliz, donde mi corazón me decía que dejara los miedos y siguiera adelante, donde estaba aprendiendo el valor de eso llamado amor.

Y después de meses escribo diciendo que me he enamorado, que a su lado he aprendido a tocar el cielo, que su sonrisa en medio de un beso vale más que un tesoro, que un abrazo suyo me da toda la fuerza que pueda llegar a desear y esa sonrisa, nadie puede llegar a imaginar lo que me hace sentir verle sonreír. Y dejen que les diga que a su lado no tengo permitido caerme es imposible hacerlo, pero también os dijo que por ese amor voy a mover el planeta.



Y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.

lunes, 7 de julio de 2014

Un sueño cumplido.

Y abrí los ojos por primera vez y planté cara a un juego del que no sabía ni las reglas, ni el objetivo ni el camino a seguir, pero era mi momento y tocaba empezar la vida. Y pasaron tres años de aprendizaje de crecer a cada pequeño paso que daba, y llego el día, tres añitos y me dan un balón, ese balón naranja, esas líneas negras, esa fuerza, esa diversión, miles de cosas que aun y ser una niña me vinieron a la cabeza, eso que paso a ser mi sueño.  

Y crecí a su lado, con tan solo tres añitos corría detrás de esa pelota la necesitaba en mis manos como un bebé necesita su madre al nacer, corría hasta tenerla en mis manos hasta decir es mía, aprendí a botar, a tirar, a defender. Y me enamore del deporte, me enamore de esa pequeña forma de liberar todo el nervio que llevo dentro y esas ganas de luchar.

Cerrar los ojos ante el miedo, y luchar. Entre a competir, formar un equipo, aprender a jugar en equipo. Y con cuatro años me lleve mi primera medalla, las rodillas quemadas, la camiseta sudada y una sonrisa que no me cabía en la cara, mi hermana, mis abuelos y mis padres ahí, esa medalla era suya. Y el año siguiente dije que quería formar parte de las olimpiadas escolares, hable con el profesor y me dijo adelante, puedes. Y una pasión al deporte como la mía no la paraba nadie, 100 metros lisos, lanzamientos de peso, salto de longitud y como no mi pasión, el baloncesto. Ese era mi siguiente objetivo, cada hora de gimnasia era trabajar eso, horas del patio y horas de comer, luchando cada pequeño día y sacando mi nervio hasta que llego el día.
Buenos días mundo, hoy es el día con tan solo cinco años me planto ante un reto, quería subir a ese pódium, ver que todo esfuerzo tiene su recompensa y lo que más valor tenía en mi es la cara de mis familiares al verme ahí. Y gane, me lleve los cuatro oros, una medalla que a día de hoy la miro y me saca una sonrisa de recordar esos momentos y comentarlos con mis padres, pero lo más grande de esas victorias es que la fuerza y el sacrificio tenga su recompensa. Una de ellas con un sentimiento especial, mi hermana jugadora de baloncesto, luchadora a mas no poder hasta que el médico le dijo aquí tienes tu punto y final, yo quería seguir con su pasión, ella había conseguido transmitirme esa pasión y lo quería. Quería el Baloncesto como mi estilo de vida.

El baloncesto me enseñó a soñar con un Campeonato Provincial, me enseñó a querer jugar en una liga nacional. Me enseñó a llorar con un error sobre el final, con ese partido que no pude jugar. Me enseñó a creer más que nunca en lo que es de verdad un equipo y quien lo forma, me enseñó a celebrar cuando ganas un partido muy importante y corríamos hacia esa red para cortarla. Me enseñó a ayudar al amigo que se lesiona, a acompañarlo a subirlo en brazos para llevarlo al banquillo, me enseñó a valorar cada tiro en la zona y correr detrás de esa pelota perdida. Me enseñó que no dejamos de ser personas y debemos levantarlos tras esa lesión seguida. Me enseño la sensación de mirar y sacar tu fuerza para pasar el balón, a dedicar aquel triple limpio con orgullo y respetar esa rabia tras una caída. El me regalo un mundo, me formo un camino y me hizo volar cada segundo dentro y fuera de la pista. Que si luchas tienes tu recompensa que valen oro esas felicitaciones por los huevos y las ganas que has puesto. Con el he aprendido que todo se puede, que con dos segundos se puede perder o ganar un partido, que la pelota es un tesoro y hay que cuidarla como tal. Que aprendí a saltar más allá del tablero y tirarme al suelo de cabeza por tenerla en mis manos. Y dejen que les diga que en una pista nadie se suplanta, que todos nos complementamos, eso es un equipo. El baloncesto me enseñó a descansar en el banquillo por un mal tiro, y me dio fuerzas para jugarme el último tiro y ganar sobre la bocina, de él aprendí a valorar cada segundo y cada oportunidad. Con el he entregado todo en un partido con la mente helada y el corazón encendido y he sacrificado a darle confianza a los demás y agradecer cada asistencia recibida. Esa satisfacción de sangrar la camiseta, de matarme en defensa y soñar con hacer una acción impresionante.


Y después de todo, he luchado muchos años por mi sueño hasta que lo conseguí. Y ahora escribo desde una silla pensando en que es difícil poder volver a una pista, pero que seguiré luchando para conseguirlo y si no la verdad, conseguí mi sueño y eso vale más que todo.


He fallado una y otra vez en mi vida, por eso he conseguido el éxito

jueves, 3 de julio de 2014

Esa llamada felicidad.

La nombramos mil veces a la vida, en cada caída pedimos que sea ella la que nos levante, recordamos que es hacia ella donde debemos ir, donde debemos estar y lo que merecemos cada uno de nosotros.
Hemos nacido con ella, nacimos arropados de esa sonrisa de nuestros seres querido, nacimos arropados del calor materno, nacimos llorando pero lo primero que aprendemos es a sonreír. Esa mirada de los padres que nos hacia sonreír, esas bromas, esas canciones o esas caricias que hacían que nos durmiéramos con una sonrisa, ¿lo recordáis? Y ella estaba ahí en todo momento, cada segundo que pasaba era ella la que siempre te hacia compañía, que todos hemos sido pequeños y todos nos hemos pelado las rodillas en una caída, o nos hemos dado contra el canto de la mesa del comedor, y hemos llorado ¿verdad? Hemos llorado por un dolor instantáneo, instantáneo a nivel dos segundos y sonreír para seguir jugando, dos segundos para olvidarnos de ello y con ella seguir.

Pero el tiempo corre y hemos crecido hasta ser capaces de analizar nuestra vida, hemos crecido a nivel saber que pasa en cada instante en nuestra vida y por lo tanto en lo que nos rodea, y la hemos perdido esta vez más allá de un segundo. Y es duro pensar en que ella no está, es duro darse cuenta que no eres capaz de sonreír de corazón que no tienes fuerza para ello, es duro verse ante un espejo y ver lagrimas derramarse por la cara ya sean de tristeza, de rabia o dolor, son lágrimas y es duro ver como uno mismo se cae una y otra vez con la misma piedra, pero eso es así existe y de los errores hay que aprender. Y han pasado los segundos, incluso las horas y ella no está, sigue sin estar y entras en una burbuja de la que salir son palabras mayores.

Lucha, esfuerzo, sacrificio y ella, de nuevo vuelve a tu vida y vuelve para demostrarte que no puedes dejarla así como así, que nada ni nadie en este mundo se merece que la pierdas por ello, y vuelve, vuelve ella. Ella esa llamada felicidad.

Que yo también la he conocido, yo también he crecido con ella y la he dejado perder muchas veces sin darme cuenta, viendo mi vida pasar y valorando cada segundo con y sin ella. Que no vale déjala escapar, que vale mucho más que la tristeza, que ella llena los días de alegría.

Y en un abrir y cerrar de ojos apareció ese alguien que me enseñó a cogerle de la mano y no dejarla ir, apareció y me rompió todos los esquemas de mi vida, alguien que con mirarle es capaz de sacarme la sonrisa más grande del planeta, alguien que escuchar su voz al despertar es empezar el día de buen humor. Y dejen que le diga que a su lado he aprendido que es la verdadera felicidad, que ver su sonrisa en medio de un beso no tiene comparación con nada. Porque a su lado he tocado el cielo con la mano, a su lado he aprendido el verdadero camino a la felicidad.


Estar contigo es como tocar el cielo con las manos

miércoles, 2 de julio de 2014

Caminos, sueños y promesas.

Que sin darte cuenta pasan las horas, los días y los años. Que la vida pasa y crecemos, nos hacemos mayores y a la vez fuertes, fuertes delante de todos los problemas del camino, fuertes para poder seguir adelante, para nunca dejar de luchar.

Y en esta vida conocemos a miles de personas, esos dos besos, acompañados de un cómo va todo. ¿Os suena verdad? Que todos hemos sido niños, hemos estado en los brazos de nuestros seres queridos hasta aprender andar, miles de veces nos hemos caído antes de aguantarnos de pie solos, miles de veces hemos llorado para que nos dieran lo que queríamos antes de aprender a decir ese: - Papa, Mama. Y escuchando el mínimo sonido de nuestro alrededor, hemos empezado a hablar y de ahí nos han enseñado de su gran importancia para poder comunicarnos.

Y en este mundo hemos crecido, hemos aprendido a andar y hablar, hemos aprendido que los años pasan y que nosotros crecemos a cada segundo que corre, hemos aprendido a caer y levantarnos en cada caída, y hemos llegado a ese punto en el que hemos aprendido la palabra amor.

Y después de tantos años sé el verdadero significado de esta palabra, que déjense de diccionarios y de definiciones, que aquí cada uno tiene la suya. Que el amor es un sentimiento que llega de golpe y de frente y te cambia el mundo. Que yo le vi aprender a andar a ese amor y lo perdí entre palabras, lo perdí con el paso del tiempo creciendo en caminos paralelos. Pero mis padres me enseñaron que no existe un adiós para siempre, que en algún lugar del tiempo volverá, y después de tantos años aquí lo tengo de nuevo.

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por alguien que sin darme cuenta me he vuelto a topar con él. Y le vi de nuevo en ese lugar cerca de donde le había visto crecer, le mire a los ojos y sonreí, sonreí sin querer, sonreí desde el corazón, esta vez él había mandado sonreír. Apareció para darme toda su fuerza y sus ganas, para recordarme día a día que no se puede bajar la cabeza, que él estará ahí en mi eterna caída, que de cobardes está el mundo lleno pero que cogida de su mano podía llegar donde quisiera.

Le he tomado la mano a esa pequeña cosita que había visto aprender andar, le he tomado la mano para construir mi futuro, para no vencerme nunca pese a todas las piedras del camino, para salir siempre a la calle con esa sonrisa de oreja a oreja, esa sonrisa que me enseño eso llamado amor.



Ni uno mismo es dueño de sus sentimientos, un día todo cambia sin saber porque.