domingo, 27 de julio de 2014

Tiempo.

Cerrar los ojos y abrirlos, cinco segundos menos para que la aguja del reloj de la vuelta de nuevo, esa vuelta que a veces la hace volando y otras veces parece que no avance.

Pero a quien voy a engañar si a mí me gustaría parar el tiempo en miles de momentos. Que me encanta que me susurren al oído, que cada beso vaya seguido con ese te quiero que te llena el alma, que cada minuto de mi vida sea una anécdota para contar y no olvidar. Que me encanta ver las gotas de agua resbalar por el cristal pensando cual llegará antes, ese momento de cuando éramos niños y fingíamos fumar con el vaho cuando hacia frio, escribir su nombre en el cristal empañado del coche, que me duelan las mejillas de tanto sonreír. Ese sentimiento de ir al cine y cogerle de la mano con esa fuerza de no te vayas nunca de mi vida, ese beso debajo de la lluvia que te da esa fuerza especial y ese niño pequeño que llevamos dentro que nos hace cruzar ese semáforo solo pisando las rallas blancas del suelo, y dar mil vueltas en la cama para encontrar ese hueco frio en verano.

Que nunca se pierde ese niño que todos llevamos dentro, que es ese niño quien nos ha enseñado a levantarnos cuando aprendíamos a andar, ese recuerdo de la cosita pequeña que éramos y el tiempo que ha llegado a pasar y es de nuevo él, el tiempo, el que nos hace darnos cuenta que en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar.

Con el paso del tiempo te das cuenta que no todas las sonrisas son de verdad, ni todos los te quiero son sinceros, que lo que duele no son las mentiras que se dicen, si no las verdades que se callan. Que lo que más duele no es el golpe si no quien te lo da. Que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Que aquellos que te querían ahora te pueden estar odiando. Que la vida es negra o blanca, nunca de color rosa eso es tan solo un mito que se cuenta entre la gente. Que aprendemos que los cuentos no tienen siempre un final feliz, que un final feliz es una historia sin acabar. Aprendemos que los mejores momentos se componen de pequeñas coses porque en este mundo lo pequeño es grande día a día. Que no es oro todo lo que reluce y que quien avisa no es traidor. Que es mejor tener cinco amigos de verdad, que cincuenta falsos. Que quien poco te demuestra, poco le importas.

Y los años te enseñan a que puedes haber querido a mucha gente, pero que el amor de verdad será el que un día de golpe y de frente lo veras y te hará sonreír, y en ese momento no entenderás nada pero será el principio de una larga historia, una larga historia en la que aprenderás el verdadero significado de la palabra amor. Y será a su lado cuando te darás cuenta que la vida es muy corta y el tiempo corre muy deprisa.


Si el tiempo es lo más valioso, la pérdida de tiempo es el mayor de los derroches.

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